¿Cómo era la iglesia de Laodicea?: tibia y arrogante

La iglesia de Laodicea

La localidad de Laodicea estaba ubicada en Asia menor lo que ahora es Turquía. Fundada por Antioco ll y nombrada en honor a su esposa Laodice.
Etimológicamente, Laodicea significa “Juicio del Pueblo”, término absolutamente compatible con una palabra tan popular y contingente como lo es la “DEMOCRACIA”.

Sin duda que estamos en tiempos en donde prevalece la opinión de hombres por sobre la de Dios, y no me refiero al ámbito secular, sino que a la iglesia. Las reuniones de membresías son mas democráticas que teocraticas. Ya parece que a nadie le interesa saber lo que Dios dice en su Palabra, y todo es resumido a una base de subjetivismos y caprichos humanos.

Laodicea era una ciudad muy opulenta, se la conocía por su banca industrial, por la manufactura de lana en la fabricación de hermosas vestiduras, y por la escuela de medicina que producía un medicamento para los ojos (colirio). Laodicea era una ciudad rica y la iglesia también lo era.

La iglesia de Laodicea se jactaba de su prosperidad económica, y aquello, la hacia una comunidad arrogante y altiva. Es como si se hubiesen olvidado de que todo proviene de Dios. Sus miembros decían que tenían de todo y que de nada tenían necesidad, sin embargo, reciben un solemne mensaje de nuestro Señor Jesucristo:

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Apocalipsis 3:15-16.

El contenido es de reprobación, principalmente por la tibieza de la cristiandad de aquella época. La prosperidad económica de la que gozaba esta iglesia, fue el caldo de cultivo en el evidente fracaso de ella.

El Señor Jesucristo le expresa una dura y solemne advertencia a esta iglesia debido a su tibieza y su actitud arrogante. La tibieza espiritual, le produce nauseas al Señor, es como la neutralidad del pueblo de Israel que es reprendido duramente por el profeta Elías:

“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra”. 1 Reyes 18:21.

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