¿Está actuando Dios hoy como lo hizo durante el período apostólico?

Pedro y Juan curan a un cojo

La mayoría de los Carismáticos dicen que lo que sucedió durante los días del N.T. debería ser la norma a lo largo de la historia de la iglesia. Afirman que todo lo que en el N.T. fue milagroso, extraordinario, y se caracterizó por la manifestación sobrenatural, debería ser lo normativo para toda la era de la iglesia, incluyendo la época presente.

Los Pentecostales y Carismáticos por igual creen que Dios nunca ha cambiado; pero también creen que poco tiempo después de su comienzo la iglesia primitiva sí cambió, volviéndose formalmente ritualista. Cuando sucedió tal cosa la iglesia renunció el poder del Espíritu Santo. Este poder se está finalmente recuperando, después de casi 2.000 años a través de los movimientos Pentecostales y Carismáticos. ¿Está actuando Dios hoy de la manera que él lo hizo durante el período apostólico? ¿Deberían todos los cristianos estar recibiendo revelaciones, visiones, voces, lenguas, el poder para sanar, y la capacidad para realizar milagros?

Según las Escrituras, los milagros ocurrieron en tres períodos principales: En los días de Moisés y Josué, en la época de Elías y Eliseo, y en la época de Cristo y los apóstoles. Cada uno de estos períodos duró menos de 100 años, pero en cada período hubo una proliferación de milagros. Los milagros eran la norma.

Por lo menos tres elementos en los milagros registrados durante dichos períodos nos ayudan a entender por qué.

1. Los milagros introdujeron una nueva era de revelación.

2. Los milagros autenticaban a los mensajeros de la revelación.

3. Los milagros llamaban la atención de los oyentes a escuchar la nueva revelación.

Cuando estuvieron completos, la ley y los profetas y el N.T., la revelación de Dios llegó a su fin. Dios confirmó su libro mediante numerosas maravillas, señales y milagros. No hay nada en las Escrituras que indica que las cosas que ocurrieron durante la era apostólica deben ocurrir en las edades siguientes. Ni tampoco la Biblia exhorta al creyente a buscar ninguna manifestación milagrosa del Espíritu Santo. En todas las Epístolas del N.T. hay solo 5 mandamientos relacionados al creyente y el Espíritu Santo.

1. "No apaguéis al Espíritu" I Tes. 5:19.

2. "No contristéis al Espíritu Santo" Efe. 4:30.

3. "Andemos... en el Espíritu Santo" Gal. 5:25.

4. "Orando en el Espíritu Santo" Judas 20.

5. "Estad continuamente llenos del Espíritu" Efe. 5:18.

Los Carismáticos creen que los dones milagrosos fueron dados para la edificación de los creyentes. ¿Apoya el estudio de la Palabra tal conclusión? Con respecto a las lenguas, Pablo dice en I Cor. 14:22, "Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos".

Las lenguas, las sanidades, y los milagros, todos sirvieron como señales para autentificar una era de nueva revelación. A medida que la era de revelación llegó a su fin, las señales también cesaron.

Muchos Carismáticos insisten en que Dios quiere hacer un milagro especial para cada creyente. Ninguno de los milagros de Jesús jamás fue hecho en forma privada. El principal propósito de ellos era el autenticar su mensaje. Los Carismáticos dan vueltas a este asunto, insistiendo que hoy tenemos nueva revelación, además de nuevos milagros y nuevos apóstoles. Pero los apóstoles eran gente especial para una época especial. Lo que hicieron no necesita una repetición continua.

Si queremos esperanza, si queremos un ancla, si queremos algo que nos lleva a través de la vida, no es un milagro lo que necesitamos. Necesitamos las Escrituras.

Los apóstoles tenían poderes milagrosos como los mensajeros de la palabra de Dios. Pero estos poderes nunca fueron más allá que estas personas. En efecto, después de Pentecostés, ningún otro milagro ocurrió jamás en todo el registro del N.T. excepto en la presencia de un apóstol y los comisionados por ellos. Entre los ejemplos de los que fueron comisionados pueden mencionarse a Esteban y Felipe.

Efesios 3:20 nos da una promesa para nuestra época, que dice; nuestro Señor "es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros". Lo que Dios hace en nosotros y a través de nosotros hoy no es lo mismo que hizo en los días apostólicos, porque tenía un propósito especial para los apóstoles, y dicho propósito se realizó. Él también tiene un propósito especial para nosotros, y lo que haga en nosotros, por nosotros y a través de nosotros será maravilloso porque él es Dios y lo que él hace siempre es maravilloso.

Tomado de Literatura Bautista.

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