Sobre la apostasía y las doctrinas de demonios

Predicador enseñando doctrinas de demonios
 
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;  por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;   porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”. (1 Timoteo 4: 1-5).

Siguiendo en esa línea exegética, ahora el apóstol Pablo le enseña a Timoteo sobre la consecuencia de errar respecto a la verdad, la cual la iglesia debe defender hasta el final. Cuando una congregación acepta el error o la herejía, y persevera en ella, llega a caer del fundamento o apostatar. Nótese que no estamos hablando de un individuo cual sería salvo, sino de una pluralidad. Explico esto último:

Una entidad cristiana, caso de una congregación, puede albergar un número mayor  o menor de salvos, y otro de no salvos (sólo Dios sabe). En la medida en que con el andar del tiempo se va vaciando de salvos por diferentes razones, algunas de ella meramente naturales, pero por la mala doctrina y (o) práctica, los no salvos (aunque profesantes) aumentan, llega un momento cuando Dios se aparta de esa congregación. Esa fue la experiencia de la iglesia de Efeso (Ap. 2).

En ese sentido, Pablo tenía en mente a Éfeso cuando está compartiendo con Timoteo (ver 1: 3-7; 18-20):

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”:

Tras notar la presencia de maestros falsos en Éfeso (1: 3-7; 18-20), y contrarrestar algunas de sus enseñanzas erróneas con la instrucción que vemos en los capítulos 2 y 3, Pablo se propone ahora tratar el problema de forma directa y personal, para los cual va directamente al origen y contenido de esa enseñanza errada.

“Pero el Espíritu dice claramente…”: La misma advertencia que Pablo bastantes años atrás les hizo a los ancianos de Efeso (Hchs. 20: 29, 30), la comenta a Timoteo.

La apostasía es un tema recurrente en la escritura (Mt. 24: 4-12; Hchs. 20: 29, 30; 2 Ts. 2: 3-12; 5: 11-6: 8; 10: 26-31; 2 Pr. 3: 3; 1 Jn. 2: 18, 19; Jud. 18). Pablo alude justamente al contenido de esas escrituras, o del mensaje de las mismas.

“…que en los postreros tiempos…”: Ese tiempo es el enclavado entre la primera venida de Cristo, hasta su regreso (Hchs. 2: 16,17: He. 1: 1, etc.).

La apostasía fue clara ya desde el inicio, y será especialmente abundante al final de este periodo, justo antes de la venida del Señor (Mt. 24: 12)

“…apostatarán de la fe,…”: Los que apostatan de la fe son aquellos que tuvieron un encuentro con la fe, pero no eran de la fe “… porque no es de todos la fe” (2 Ts. 4: 3).

El sentido en el griego original de la palabra que se traduce por apostatar (epistemi), es el de una persona que se aleja por completo de una posición original. Se trata de cristianos nominales, simplemente profesantes (que de labios profesan fe en Cristo), que se asocian con aquellos que de verdad creen (con fe salvífica) en el Evangelio, y luego desertan al creer mentiras y engaños, lo cual revela su naturaleza como inconversos.

La Palabra habla clarísimamente de ellos: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2: 18, 19)

“…escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”: Esto es Palabra Fiel también: los apóstatas son los que escuchan a los espíritus engañadores y siguen las doctrinas de demonios.

Por un tiempo, un verdadero creyente puede ser engañado por estas falsedades, pero el Señor le libra del mal:

“sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pr. 2: 9)

“…espíritus engañadores…”: son aquellos espíritus demoníacos que de manera directa o a través de los falsos maestros, obraron en el sentido de alejar a los creyentes de la verdad revelada.

El engaño resume la actividad satánica. El diablo es el gran actor teatral.

“…doctrinas de demonios”: Son todas las enseñanzas falsas que se originan por ellos. Someterse a esa clase de enseñanza, equivale a oír mentiras procedentes de la esfera demoníaca. El punto álgido de engaño satánico a todo nivel, tendrá lugar durante la Gran Tribulación.

“por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”:

La hipocresía de mentirosos. Por definición, un hipócrita es un mentiroso, ya que lo que muestra de cara afuera no es la verdad de sí, sino una ficción que quiere que los demás crean.

En el caso que nos ocupa, están los falsos maestros encargados de propagar doctrina demoníaca: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4: 1)

Esos falsos maestros, eran conocedores de la verdad, “comprados o redimidos” (agorazo en gr., que significa: esclavo comprado en el mercado, ver 2 Pr. 2: 1) “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”. Este es el sentido de ser comprado por causa de Cristo, pero no haber recibido la libertad de Cristo, o no haber sido salvo necesariamente.

Es como si alguien compra algo, y no lo usa, lo deja en un rincón. Estos, digo, no habían sido “esclavos comprados en el mercado que reciben la liberación”, cual es el término EX AGORAZO, que significa compra o redención total y completa (Ex: partícula que significa “fuera de”). Jamás fueron salvos.

Los textos que enseñan que fuimos redimidos son: 1 Corintios 6: 20; 7: 23; Apocalipsis 14: 3, 4; Gálatas 3: 13; 4: 5.

De ese modo, al nunca haber sido de nosotros, a pesar de haber estado con nosotros, pervirtiendo sus caminos de presunta fe, llegaron a cauterizar sus conciencias, y por tanto, estas ya no les hablaban.

“…prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó …”: Por causa de esto, enseñaban falsedad con una gran tinte de misticismo que aparentaba ser piedad cristiana, pero no lo era.

Estas dos cosas, eran muestra de la enseñanza falsa que se había esparcido en Efeso.

Típico en todas las falsas doctrinas presuntamente cristianas, pero que son doctrinas de demonios, estas dos cosas contienen ciertos elementos de verdad. Veamos en cuanto a la soltería:

“Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro” (1 Co. 7: 7)

Pablo tenía el don aludido, pero eso no significa que todos los demás lo tengan.

Explicación: El don de continencia no lo tiene todo el mundo. Ese don significa que uno no tiene deseo sexual alguno, o que si lo tiene, es muy leve. Casi todos los hombres no tienen ese don como tal. Otra cosa es tener la gracia de Dios para poder estar en victoria en el área sexual mientras se está soltero. Eso sí lo tienen todos los cristianos. Por lo tanto, uno no se va a casar porque no aguanta más, sino, entre otras cosas, se casa para satisfacer esa necesidad en esa área, aunque esa no sea la razón por la que uno deba casarse.

En otras palabras, el tener el deseo sexual es normal. El lugar de satisfacerlo, es en el matrimonio. Y antes de eso, está la gracia de Dios para mantenerse puro.

Sin embargo, esos falsos maestros lo que enseñaban es que los cristianos no se debían casar. El engaño consistía en hacer de esas obras humanas un requisito previo para la salvación, lo cual es una marca distintiva de toda religión falsa.

Muy probable que esta enseñanza de simple ascetismo (el que luego entró con fuerza en el catolicismo), estuviera influenciada en gran manera por la secta judía de los esenios, así como por el pensamiento griego de aquel tiempo, precursor de lo luego sería el gnosticismo, el cual enseñaba que la materia era mala en sí misma, pero el espíritu bueno.

El abstenerse de ciertos alimentos tanto en el contexto judaizante, como en el contexto romanista (cuaresma) es una práctica condenada por la Escritura, ya que es un engaño para aquel que busca salvarse o santificarse.

“… todo lo que Dios creó es bueno”: Los dos grandes motores del hombre son: la comida y el sexo. El alimento, es indispensable para vivir, y el sexo es indispensable para que la vida continúe.

Ambas cosas eran atacadas por Satanás a través del falso misticismo y ascetismo.

Tanto la comida como el matrimonio son creaciones de Dios, buenas en sí mismas.

“Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida…” (Colosenses 2: 16) 

(V. 5) “Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”: El ser algo o alguien santificado, significa apartado o dedicado para Dios en uso agradable a Dios. Para ello la gratitud cristiana es parte esencial en todo ello.

Estas dos cosas no iban a ser las únicas sino que Pablo lo coloca aquí a modo de muestrario.

Dios les bendiga

Por Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.

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